Acerca de

Es posible que, si has recibido una o varias de mis botellas, te preguntes en algún momento «¿Quién eres?».
¿Quién soy…? Es una pregunta difícil.

Podría esgrimir mi nombre como prueba de mi identidad, pero no es más que un nombre y nada probaría. Supongo que, en realidad, no soy más que lo que los demás han hecho de mí, una mera sombra de lo que antaño fui.
Y aquí, perdido en la inmensidad, recorro a solas el largo camino que tengo frente a los pies sin más compañía que ese cielo sin estrellas que a todas partes me acompaña.
Y, mientras ando bajo esa oscuridad, me asaltan estos pensamientos, pensamientos de una noche sin estrellas, pensamientos que no logro olvidar. Y por eso escribo. Escribo mensajes en botellas que lanzo a realidad sin más motivo que la simple voluntad de hacerlo. Porque nunca esperé que a alguien llegaran, y nunca pensé que alguien los habría de leer. Y tal vez a nadie lleguen… y nadie los lea. Eso es algo no me preocupa especialmente.
Porque a veces, escribir es, simplemente, hablar con uno mismo…

¿Te sirve eso, figura sin rostro, para hacerte una idea de quién soy o quieres acaso algo más? ¿Mi edad, mi aspecto? ¿Mi nombre…?
No sé qué esperas averiguar con toda esa información, pero te diré algo.
No te voy a decir cómo me llamo, cómo me llaman o cómo me llamaron, porque ése es el nombre que me dieron y nadie me pidió mi opinión. Y es un nombre que nada significa.
Pero te diré, en cambio, quién soy.

Soy Tatherwood.

Deja un comentario