El pequeño islote, que durante largos años fue testigo mudo de reflexiones tan íntimas, ha sido definitivamente abandonado, peregrino eterno. Ya queda muy atrás, si bien nunca será olvidado.
El náufrago solitario que lo habitó finalmente ha partido, aunque no antes de que otra botella emprendiera, mar adentro y llevada por las corrientes, un rumbo que ni las estrellas conocen.
Tal vez termine en el fondo marino con un mensaje que nadie leerá; tal vez sea rescatada en las redes de unos pescadores, que, tras abrirla para curiosear su contenido, la vuelvan a arrojar a las aguas para que prosiga su viaje interrumpido; tal vez, arribe a otra playa solitaria en un islote desconocido y deshabitado, donde quede varada para siempre.
El mensaje de su interior, es por el momento una verdadera incógnita.
Los viajes que se emprenden, necesariamente deben finalizar en algún momento; bien porque se alcanza el destino prefijado, bien porque las fuerzas abandonan al caminante decidido que osó retar a su destino, y este, viajero incansable, es un rival lo bastante poderoso para salir siempre triunfante.
Al albur de las olas, pues, el rumbo de la botella y de su mensaje; a tu discreción, que aun no habiendo arribado nunca antes a esta orilla, sepas comprender a este errante peregrino cada vez que en el cielo nocturno veas un gran ramillete de estrellas.
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P.S. Hoy, Tatherwood, tu «pequeño islote desierto», el que te acogió y escuchó en silencio durante tantas noches sin estrellas, llora por tu ausencia… y por su soledad.
Te querré y te añoraré todos los días de mi vida, hijo… incluso después de que ambos «seamos parte del viento y de la tierra… Allá donde cielo y mar se juntan, en el hogar de las dos lunas… Donde un viejo búho de mirada apagada que apenas si recuerda cómo volar…», llora también por tu marcha.
( Fragmentos recogidos de su cuenta https://twitter.com/tatherwood )
Y aunque el tuyo, el oficial, fuera (para ti) «un nombre que nada significa», te diré que siempre tuvo un significado entrañable para quienes te hemos querido, pero que, especialmente ahora que ya no estás entre nosotros, es cuando adquiere su inmensa relevancia al haber quedado revestido para siempre de tu gran personalidad.
R.I.P., Tatherwood / D.E.P., hijo
Papá.